Iniciamos la ruta en el Monasterio de Armenteira a las 11:30h, otra vez un lugar religioso, dos senderos que he realizado y los dos se han iniciado en edificios religiosos, el primero fue en la iglesia de Bouzas. Empiezo a temer que quieren transformar mi alma impía.
Allí nos congregamos Aia, Malores, Anayansi, Carmen, Uxía, Artai, Dani, Jose “el amigo de Dani”, Paco, Xiao, Valentín, Jose “el de siempre” y Oliver “el que escribe esta crónica”, que acogió este trabajo como superación del rito iniciático. Reconfortadas nuestras almas con la espiritualidad del lugar, decidimos antes de iniciar la andaina, tomarnos un cafecito en el bar, para que nuestros cuerpos estuvieran igual de reconfortados.
La ruta la iniciamos en sentido contrario al aconsejado por la guía, fuimos hacia abajo con lo que el transcurso de la misma fue muy fácil, admirando la belleza del entorno y deteniéndonos en los molinos que llamaban nuestra atención, bien por su estado de conservación o por su estado ruinoso. Las conversaciones se sucedieron una tras otra y en una de ellas surgió el tema del curso de Esteticien de cadáveres que Jose quería realizar y que como antigua profesión virtual mía, le expliqué a Anayansi en que iba a consistir el curso y que técnicas se aplicaban para que el trabajo realizado fuera muy profesional. Para aligerar la carga dramática Jose le contó un chiste muy apropiado al momento y que satisfizo mucho a nuestra compañera de ruta. Espero que Anayansi no se traumatice por lo acontecido.
Proseguimos la ruta y llegamos a la Aldea de Piedra donde hicimos una paradita para admirar la representación de la vida rural gallega, algunas estatuas sirvieron de modelos fotográficos y allí Jose y Xiao decidieron dar rienda suelta a su imaginación, afortunadamente la mujer que utilizaron se quedó de piedra ante la escena. Más adelante nos encontramos con un merendero pero no paramos porque queríamos llegar al final de la ruta que incomprensiblemente estaba cortada por la Autovía do Salnés, lo que nos desvío de la orilla del río. Después del pequeño rodeo enlazamos la ruta y llegamos al Centro de interpretación, que como buen centro de interpretación estaba cerrado. No todo iba a ser malo, ya que el mismo tenía un porche con unos bancos de madera, nos sentamos y tomamos un tentempié para recuperar fuerzas y hacernos más fotos.
Desandamos lo andado y regresamos por los mismos sitios descritos con anterioridad y al llegar de nuevo a la Aldea de Piedra, alguien mencionó la leyenda urbana de Ricky Martin y la adolescente, como algunos no la conocían, se versionó la misma para que fuera apta para todos los públicos. Estaba clarísimo, este lugar nos llevaba a tener pensamientos impuros, con lo que quedó descartado para comer.
Al final el lugar elegido para la comida fue un molino perfectamente restaurado, en las presas de agua que rodeaban el mismo, nos sentamos y comenzamos a comer. Agradecer a Malores su ensaladilla y a Jose la “mayonesa hecha con tanto amor”, esta última, algunos comensales declinaron la invitación de probarla, no sabemos el motivo. Lo que si probamos todos fueron los licores, enfriados previamente en el agua del río, todos estaban muy buenos, pero provocaron un efecto soporífero en los bebedores de los mismos, dando escenas muy tiernas, sin lugar a dudas el más tierno fue Valentín.
Al acabar de comer nos dirigimos de nuevo al Monasterio y ante la llamada, sin duda, de Dios, algunos decidimos probar nuestras fuerzas de cara a “Peña Trevinca”. Valentín, tiernamente nos llevó a un ritmo muy superior al que estábamos acostumbrados, solo lo aguantó Jose y este cronista tuvo una pájara monumental. Los otros compañeros no sintieron la misma llamada y subieron a ritmo de Phi, el cual, sin lugar a dudas, es el mío.
Al llegar al Monasterio paramos junto al bar que está al lado del mismo y tomamos las bebidas acostumbradas para coger fuerzas. La boda que se estaba celebrando en el mismo, impidió visitar la iglesia, pero si pudimos visitar el monasterio y disfrutar de su claustro.
En definitiva, una jornada llena de anécdotas y muchas risas. Una recarga de energías positivas y una descarga de las negativas. La risoterapia de Phi funciona y anima a que días como este sean una grata experiencia, por lo que muchos volveremos a repetirla.
Oliver
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